El caballo usado para la recolección informal de residuos es
también usado entre los estratos sociales más bajos a modo de divertimento en
competencias de fuerza llamadas “cinchadas”. Estas consisten en atar un caballo
a otro, con o sin carro, y hacerlos tirar cada uno para su lado. El ganador es
el que logra cruzar una línea arrastrando al otro. Tiene sus raíces en un juego
que se realizaba en zonas rurales pero que en las áreas marginales ganó en
violencia y se configuró como una actividad cruel e ilegal. Lamentablemente, la
diversión no reside solo en las apuestas de dinero sino también en el sufrimiento
al que se somete al animal.